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Bright Star es la composición de una película a modo de componer un poema. Hasta cierto punto es una honra a la vida y obra del célebre poeta John Keats, pero también es la recreación de dicha obra para llevarla más allá de las hojas. La historia avanza con una sensación de tristeza que continúa con cierto dejo de calma, es una tristeza en la historia que no cultiva dramatismo sino, más bien, se ambienta en una suerte de calidez romántica, así, llega preferiblemente a emocionar que a afectar o deprimir. El trabajo de Jane Campion merece ser destacado, directora y guionista de la película consigue intercalar cartas y poemas con el desarrollo de la historia y, así, con la banda sonora de la misma, dándole vida a la obra del artista británico.

Detrás de la composición musical encontramos a Marc Bradshaw con una increíble obra que se apoya en los poemas de Keats y los utiliza como recursos incidentales para ambientar la historia. Este detalle es fundamental y consigue destacar por encima de muchas composiciones de otros filmes biográficos, aquí no hay una superposición del guion y la trama sobre la vida del personaje, sino más bien que todo se desarrolla paralelo y va de la mano. Bright Star es una película que inclusive en su banda sonora pareciera que va leyendo a John Keats con paciencia para encontrar sus verdaderas emociones, su amor, su romanticismo, su melancolía y su sufrimiento. No se acosan los poemas con la música pero tampoco se sofoca la música con la recitación de estos mismos, es una tregua que no es fácil de conseguir pero que debería ser utilizada como ejemplo si lo que se quiere es rescatar la esencia de un artista en una película.

El trabajo de Bradshaw apuesta más hacia lo sentimental y reflexivo. Se asoma una musicalidad romántica y tranquila que tempera lo dramática que pueda ser la trama de la historia, una historia que es capaz de intercalar lo que fue la vida creativa de Keats y el resultado de sus poemas junto con las dificultades que afrontaba. El silencio con el que se respeta los poemas de Keats mientras son recitados con una tranquilidad espontanea también entra dentro de la composición, dichos silencios son selectivos y aunque pasen desapercibidos son los que permiten resaltar unas escenas por encima de otros. Hay más bien armonía en toda la composición. Llega a arrojar ideas de lo que fue la época a través de la música que se utiliza y es muy afín con la historia, mostrando que no todos los dramas deben ser exacerbados y dejar una sensación palpitante de angustia sino que puede haber una construcción medida que a través de la música se preste para generar otras emociones y exalte lo romántico, lo artístico, lo aristócrata de una época británica clásica.

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